sábado, 26 de octubre de 2013

Capítulo 5- Mentir.

Después de clase, decidí ir a mi lugar, mi madre no estaría en casa, mi padrastro tampoco y mi abuela no me diría nada si me retrasaba un rato. Cogí el autobús y a los 15 minutos estaba allí, subí al sitio en el que estaba mi árbol, y me costó u poco más que la última vez, ya que la mochila no ayudaba. Llegué arriba, y empecé a oír el sonido de una guitarra. Primero creí que serían alucinaciones, lego una voz empezó a cantar. Esa voz solamente podía ser la de un ángel.
‘Close the door, throw the key...' cantaba.
Me acerqué al árbol caminando despacio intentando hacer el menor ruido posible, aunque era un poco difícil porque el suelo estaba cubierto de hojas secas.  Vi una cabeza rubia tocando una guitarra y cantando esa canción.
‘My judgment's clouded, like tonight's sky...'
Cuando terminó esta línea, perdí el equilibrio e hice más ruido del que debía, haciendo que el chico se sobresaltase, soltara la guitarra y se pusiera en pie.
- ¿Cuánto tiempos llevas ahí?- dijo al ver que solo era una chica, estaba ruborizado.
- Desde close the door.- sonreí.
- Soy Niall, ¿y tú?- me dijo sonriendo tímido.
- Ashley, encantada.
- ¿Vienes mucho por aquí?- dijo volviendo a sentarse.
- Bueno, antes venía mucho, pero hacía años que no volvía a venir por aquí.- cuando terminé de decir esto me sentí mal, como nerviosa porque hubiera visto mi caja.- ¿Y tu?
- Yo descubrí este sitio hace un par de semanas y llevo viniendo aquí desde entonces a tocar la guitarra, me gusta. Es muy relajante.
- Cantas muy bien.
- Gracias,- se sonrojo- canto en una banda, ¿sabes?
- ¿Es muy famosa?- le pregunté.
- No apenas se conoce...
- Bueno, yo ahora debería volver a mi casa.
- ¿Me das tu número y quedamos un día?- dijo sonrojado.
- Si, claro.- saqué mi móvil y le di mi número, apunté el suyo.
Me fui de aquel lugar y Niall dijo que se iría en seguida. Por el camino iba pensando en la voz de ese chico, era mágica, especial. Y sus ojos, eran azules, si, los míos también lo eran, pero sus ojos eran muy distintos a los ojos de cualquier otra persona, nunca había visto unos ojos tan preciosos, tan profundos, tan... ¿Cómo describirlos? Era imposible encontrar una palabra que los describiera bien. Sacudí mi cabeza. ¿En que estaba pensando? Apenas había hablado unos minutos con el y no me lo sacaba de la cabeza, me estaba volviendo loca. No podía caer, Juré que nunca me enamoraría si no merecía la pena, y con Niall no merecía la pena, quiero decir, de momento no valía la pena, solo se su nombre, que toca la guitarra, y que está en una banda.
Entré en casa. Mi abuela esperaba en la cocina con la televisión puesta. De escapada con su guitarra por los parques de Londres, alcancé a oír decir a la periodista antes de que mi abuela apagase el televisor para saludarme.
- ¡Menos mal que llegas! Tu padre llegó hace una hora y estaba como loco porque no estabas en la casa. Le he dicho que habían llamado del colegio que ibais a estar todos allí una media hora más para resolver un problema con un profesor. Pero no quedó muy convencido, sube a tu habitación, no quiero que te haga daño.
- ¡ASHLEY! ¡ASHLEY! ¿Qué HORAS SON ESTAS DE LLEGAR A CASA? ¿Dónde HAS ESTADO? ¿CON QUIEN HAS PASADO ESTA HORA?
- He estado en el instituto, a una alumna le desapareció el teléfono móvil, y tuvimos que esperar para hablar uno a uno con la profesora, hasta que no se supiera quien fue no nos iban a dejar marchar. Por eso llegué tarde.
- ¡MENTIRA!- me pegó en la cara.- Sois las dos unas zorras, tu abuela y tu. ¡llamé al colegio y no saben nada de lo que me habéis dicho vosotras dos! ¿Dónde JODER HAS ESTADO?- me empezó a pegar lo más fuerte que podía, yo oía a mi  abuela gritar en la cocina y llorar. Me agarró del pelo y acercó mi rostro al suyo, abrió la boca para hablar, podía notar el aliento a vino a kilómetros de distancia.- ¡NO ME VOLVAIS A MENTIR!- me soltó y me empujó contra el suelo, yo caí y me golpeé en la cadera, me hice muchísimo daño, después e se fue a la cocina, temía por mi abuela, así que lo más rápido posible, me levanté del suelo dolorida, y llegué a tiempo para interponerme entre la mano de ese hombre, y la cara de mi abuela, me llevé yo el golpe pero no iba a permitir que se lo llevase una pobre mujer como mi abuela, un golpe así la mataría, y menos sabiendo que se lo llevaría por intentar encubrirme a mi.

Recibí un par de golpes más y luego todo paró, subí a mi habitación y él, se metió en el garaje.  Dolorida, me tumbé en la cama y empecé a llorar, lo único que quería y podía hacer era llorar. Cada lágrima que salía de mis ojos me dolía. Aunque sabía que el dolor que sentía era demasiado, me levanté de la cama, y como ya había echo miles de veces antes, cogí una cuchilla de un tajalápiz que tenía sobre la mesa y repetidas veces la pasé por mis muñecas. Mis brazos empezaron a sangrar, me escocían, pero no me importaba, sabía que lo hacía para sentirme viva, y aunque el dolor que sufría yo, se lo debería tragar todo ese monstruo, me lo hacía a mi misma. La sangre dejo de correr por mis brazos después de un rato, con la sangre seca en los brazos, e eché sobre la cama y me dormí.

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