sábado, 30 de noviembre de 2013

Capítulo 8.- La cita(1)


NARRA ALEX
Ashley volvió a su casa, después de lo que habíamos descubierto sobre Niall y Harry. Yo me quedé muy preocupada porque Ash me contó unas cosas sobre su padre… Horribles, no me lo podía creer, ahora se por qué Ashley siempre lleva mangas largas… Estaba muy preocupada por ella, tenía que ayudarla a salir de ese infierno lo antes posible.
No tenía haambre alguna, así que cuando mi padre y mi madre llegaron, les dije que no cenaría. Me metí directamente en la cama y no logré dormir en un largo rato, pero al fin, el sueño me venció.

AL DÍA SIGUIENTE DESPUÉS DE CLASE.
- ¡Ashley!- la llamé a voces, hoy era viernes, y los viernes no teníamos ninguna clase juntas, así que no pude hablar con ella en toda la mañana.
- ¿Si?- dijo con una sonrisa falsa.
- No hace falta que sonrías, - le dije agarrándola del brazo.- ¿quieres venir a comer a mi casa?
- No puedo, Alex, mi padre…
- Lo entiendo, no te preocupes, te acompaño a casa, ¿vale?
Asintió, caminamos hacia su casa, por el camino noté el móvil vibrar en el bolsillo, pero no lo quise coger, para no dejar de lado a Ashley, me necesitaba, necesitaba una amiga a su lado. Y yo estaba ahí para eso. Para ser esa amiga que las dos necesitábamos.
La dejé en su casa, y luego retrocedí hasta la mía, saqué el móvil del bolsillo, y vi que las llamadas eran de Harry. Le llamé.
*CONVERSACIÓN TELEFÓNICA*
- Hola!- contestaron al otro lado de la línea.
- Hola Harry, soy Alex, me llamaste hace unos diez minutos…- le dije directa.
- Si, mañana no tengo nada que hacer en todo el día, ¿te apetece quedar?- sonreí.
- Si, claro, a que hora, y ¿donde?
- Pues, que te parece… ¿a las cinco en el sitio donde nos chocamos?
- Me parece bien, hasta luego, Harry.- me despedí.
- Hasta mañana, Alex.- colgamos casi a la vez, aunque creo que el primero.
Entré en la cocina, donde Elizabeth preparaba sopa para la comida.
- ¿Con quien hablabas?- me preguntó sin levantar la vista de los fideos.
- Con un… no se lo que es.
- ¿Cómo se llama?
- Harry, ¿por?
- Es un chico y no sabes lo que es… Suena lógico.- se giró y me miró levantando las cejas.
- Elizabeth, es SOLO un conocido, ni si quiera somos amigos.
- Bueno, esto ya está listo.
- Huele muuy bien.- dije aspirando el olor.
- Ya, claro…-  soltó una pequeña risa, nunca ha sido una mujer de cocinar, pero como hoy no estaba mi padre, era lo que tocaba…
Sirvió la comida para las dos, y nos sentamos a comer.
- Esta tarde, tu padre va a ir a hacer una entrevista de trabajo, ¿tu que vas a hacer?
- Había pensado en ir a casa de Ashley.
- ¿Ashley? ¿Es una amiga?
- Si, bueno, es mi única amiga, de momento… Y espero que si hago mas amigas sean todas igual que ella, es una buena persona. Nos llevamos bien, y se que puedo confiar en ella, pero el resto de mi clase… Son unas…
- No lo digas, sabes que a tu padre no le gusta que hables así.- reímos.
- No lo voy a decir, pero es verdad. No se si van a clase vestidas o en ropa interior, pero desde luego la diferencia no se nota.- volvimos a reír.
- Bueno, cuéntame algo de esa chica.
- Em… se llama Ashley, es rubia, tiene los ojos verdes, vive unas casa mas arriba, en la misma calle, con su padre- me estremecí y Elizabeth lo notó- y con su abuela y su madre. Es de aquí de Londres… y no se que mas decirte. Tiene gustos musicales parecidos a los míos.
- Bueno, ¿y ese chico?
- Que pesada con el chico. Se llama Harry, tiene el pelo rizoso, y los los verdes, es muy alto, y por lo visto, canta muy bien. Eso es todo.
- Bueno, yo ahora me voy. Pásatelo bien con Ashley.- dijo dejando su plato en el lavavajillas, luego cogió su bolso, las llaves, y se fue. Oí el motor del coche alejarse.
Subí a mi cuarto y llamé a Ashley, sus padres no estaban en casa, podría venir hasta la mía, y pasaríamos la tarde juntas igual que ayer.

SABADO POR LA MAÑANA.
Me levanté pasadas los doce. No era normal en mi, pero anoche me quedé pensando hasta tarde. Ashley cada día estaba peor con la situación en su casa, no pensaba en otra cosa que cumplir la mayoría de edad, e irse. Pero para eso, aun faltaba algo de tiempo. Aún teníamos diecisiete recién cumplidos.
Salí de la cama. Tenía cosas que hacer antes de ir a mi… Ni se como llamarlo, con Harry. Salí por la puerta de mi habitación, en el pasillo había mucha luz que se colaba por las ventanas, todas abiertas. Bajé al piso de abajo arrastrando los pies por las escaleras. Me preparé un café, hice dos tostadas y unté una con Nocilla y otra con mermelada de melocotón, mi favorita. Desayuné con calma. Luego, subí a mi dormitorio, recogí todo el desorden, hice la cama y limpié algo de polvo que había sobre el escritorio y las estanterías. Después me senté y me puse a hacer parte de los deberes así tendría toda la tarde libre, y parte del domingo. A las dos, bajé a la cocina y me puse a preparar algo para comer. Hice arroz, era una de las pocas cosas que sabía hacer, y era facil.
Después de un rato, acabé de comer, y subí a mi cuarto. Me di una ducha rápida, y cuando salí, me puse esto:
Luego me sequé el pelo, me lo alisé y me maquillé un poco.
Quedaba media hora para la hora en la que había quedado con Harry. Le mandé a Ashley un mensaje, ya que ella misma me pidió que se lo mandara cuando saliese para allá, y ella me contestó: Pásatelo muuuy bien con el cantante. Besos, Ash.x
Salí de casa, y me puse en marcha. Me esperaba una tarde larga. Muy larga, pero divertida.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Capítulo 7- ¿Quien son en realidad?

NARRA ASHLEY
- Necesito descansar, me va a explotar la cabeza...- dije cerrando de golpe el libro.
- Si, yo también.
- ¿Has vuelto a ver a Harry?- me preguntó.
- No...- dije triste, y es que todos los días recordaba sus ojos.
- Bueno, seguro que un día de estos te llama y quedáis.
- Ya... Pero no creo, seguro que está muy ocupado con su trabajo.
- ¿Cómo que trabajo? Creí que era de nuestra edad mas o menos, estará estudiando...
- No, mira, el otro día, estaba con el ordenador encendidio- subió la pantalla de su portátil y tecleó rápido su contraseña, aunque la vi perfectamente ‘ojosverdes' reí en mi interior.-Y tenñia google abierto, escribí Ashley en google, y bueno, me salían fotos de Ashley Tisdale, luego escribí Alex y me salían fotos de Alex Pettyfer en mayoría, pero luego, escribí Harry- tecleó Harry.- y entre fotos del principe Harry, y de Harry Potter, mira...

- Madre mia...
- ¡ES FAMOSO!
- LO SÉ.
- ¿Buscaste algo más sobre él?
- No, solo escribí su nombre completo y estuve viendo fotos. No quiero saber nada sobre el.
- ¿Por qué?
- Pues porque si llego a conocerle, quiero conocerle por el, no por lo que cuentan las revistas.
- Me parece bien. ¿Haces mucho lo se escribir los nombres de la gente que conoces en google?
- Bastante. ¿Jugamos a eso?
- Haha. Vale.
- A ver, dime un nombre de alguien que conozcas.
- Em... ¿La profesora de educación física?
- Nombre.
- Eleanor.
- ¿Un coche? Hahahahahaha.
- Em... ¿Qué tal John? Por el de biología.
- John Lennon.
- ¿Niall?- dije y mientras escribía una foto de una mujer sobre la mesilla de noche me llamó la atención. La observé durante unos instantes y luego le pregunté.- ¿Qué has encontrado?
- Vas a fliparlo. Pero hay un chico rubio clavadito al que tu describes en mi pantalla y sale por todos lados.- me acerqué a la pantalla.
- Madre mia. Menos mal que no era muy famoso.
- ¿Sabías que era famoso?
- Bueno, me dijo que estaba en una banda, y eso, pero no que fuera a encontrar 45 millones de resultados si escribia su nombre en google.
- Joder, con Harry y Niall...
- Ya te digo. - de repente algo se me vino a la cabeza...
- ¿Y si escribo...?- escribió algo rápido en google.
- ¿Están en la misma banda?- pregunté por detrás.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Capítulo 6- Sin dar señales de vida.


NARRA ALEX
Pasaron dos semanas en las que Ashley no dio señales de vida, no iba a clase, no se conectaba a las redes sociales, nada. El viernes a la salida de clase, decidí ir a su casa. Quedaban un par de semanas para empezar con los exámenes finales, y si no se ponía al día, suspendería el trimestre.
Pique a la puerta de su casa, y una mujer mayor me abrió la puerta.
- Hola, soy Alex, una amiga de Ashley, ¿puedo entrar a verla?- pregunté. Cuando dije la palabra ‘amiga' pareció que a la señora se le iluminaba al rostro.
- Si, claro, sube las escaleras, y la primera puerta a la derecha, ese es su cuarto.
Seguí las indicaciones de aquella mujer tan amable, y llegué a una puerta marrón con un golpe en el centro. Toqué y luego entré, la puerta estaba abierta. Ashley estaba echada sobre su cama, llorando.
- Ash, ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?- dije acercándome a ella lo mas rápido posible.
- ¿Alex...?- dijo girándose. No pode evitar estremecerme al ver que tenía la cara llena de moratones.
- ¿Qué te ha  pasado?- pregunté.
Entonces empezó a llorar más.
- Cierra la puerta.- me pidió.
La cerré y luego, me senté en su cama a su lado, la abracé para mostrarle que tenía un hombro sobre el que llorar, que tenía una amiga, y que podía contarme lo que quisiera.
- ¿Qué sucedió Ash?- pregunté cuando ya se había calmado un poco.
- Juras que si te lo cuento, no se lo dirás a nadie, ¿verdad?- dijo después de dudar un poco.
- Claro, puedes contar conmigo para lo que sea.
- Verás...- me contó todo lo que había pasado semanas atrás, el día que conoció a Niall, y lo que sucedió cuando llegó a casa, y lo que se hizo en los brazos después de que su padrastro le pegase. No podía contener la rabia, no sabía como alguien podría hacerle daño a alguien como Ashley, no la conocía mucho, pero sabía que era una buena persona, y una buena amiga, de las que están para las buenas y para las malas.
- No llores mas. Por favor...- le supliqué.
- Lo intento, pero luego lo recuerdo todo, y me duele, y lloro.
- A ver, levántate de esa cama, tu hoy te vienes a pasar la tarde a mi casa.
- No voy a salir a la calle así...
- Tranquila, vivo aquí al lado, ¿recuerdas? No te verá nadie.
- Esta bien, voy.
La ayudé a prepararse, se puso esto:
La maquillé un poco para que si nos cruzábamos con alguien no se notasen tanto los golpes, y luego, cogió su mochila y salimos.
Llegamos a mi casa, y no había nada, por el suspiro de Ash, juraría que lo agradecía.
Le enseñé mi habitación, le encantó. Luego, dejamos las mochilas en mi dormitorio, y bajamos a la cocina. Yo aún no había comido nada, así que saqué los macarrones que había dejado mi padre preparados y los calenté en el microondas, a Ash le hice un sándwich, aunque no me lo pidió, se lo comió. Supongo que para no hacerme sentir mal. Terminé de comer y volvimos a subir a la habitación, sacamos los libros de Biología, y empezamos a repasar todo lo que se había perdido Ashley esta semana.

Siento dejarlo así, pero no me daba tiempo a más. Mañana subo otro, beeeesiiiiiis!:)

sábado, 26 de octubre de 2013

Capítulo 5- Mentir.

Después de clase, decidí ir a mi lugar, mi madre no estaría en casa, mi padrastro tampoco y mi abuela no me diría nada si me retrasaba un rato. Cogí el autobús y a los 15 minutos estaba allí, subí al sitio en el que estaba mi árbol, y me costó u poco más que la última vez, ya que la mochila no ayudaba. Llegué arriba, y empecé a oír el sonido de una guitarra. Primero creí que serían alucinaciones, lego una voz empezó a cantar. Esa voz solamente podía ser la de un ángel.
‘Close the door, throw the key...' cantaba.
Me acerqué al árbol caminando despacio intentando hacer el menor ruido posible, aunque era un poco difícil porque el suelo estaba cubierto de hojas secas.  Vi una cabeza rubia tocando una guitarra y cantando esa canción.
‘My judgment's clouded, like tonight's sky...'
Cuando terminó esta línea, perdí el equilibrio e hice más ruido del que debía, haciendo que el chico se sobresaltase, soltara la guitarra y se pusiera en pie.
- ¿Cuánto tiempos llevas ahí?- dijo al ver que solo era una chica, estaba ruborizado.
- Desde close the door.- sonreí.
- Soy Niall, ¿y tú?- me dijo sonriendo tímido.
- Ashley, encantada.
- ¿Vienes mucho por aquí?- dijo volviendo a sentarse.
- Bueno, antes venía mucho, pero hacía años que no volvía a venir por aquí.- cuando terminé de decir esto me sentí mal, como nerviosa porque hubiera visto mi caja.- ¿Y tu?
- Yo descubrí este sitio hace un par de semanas y llevo viniendo aquí desde entonces a tocar la guitarra, me gusta. Es muy relajante.
- Cantas muy bien.
- Gracias,- se sonrojo- canto en una banda, ¿sabes?
- ¿Es muy famosa?- le pregunté.
- No apenas se conoce...
- Bueno, yo ahora debería volver a mi casa.
- ¿Me das tu número y quedamos un día?- dijo sonrojado.
- Si, claro.- saqué mi móvil y le di mi número, apunté el suyo.
Me fui de aquel lugar y Niall dijo que se iría en seguida. Por el camino iba pensando en la voz de ese chico, era mágica, especial. Y sus ojos, eran azules, si, los míos también lo eran, pero sus ojos eran muy distintos a los ojos de cualquier otra persona, nunca había visto unos ojos tan preciosos, tan profundos, tan... ¿Cómo describirlos? Era imposible encontrar una palabra que los describiera bien. Sacudí mi cabeza. ¿En que estaba pensando? Apenas había hablado unos minutos con el y no me lo sacaba de la cabeza, me estaba volviendo loca. No podía caer, Juré que nunca me enamoraría si no merecía la pena, y con Niall no merecía la pena, quiero decir, de momento no valía la pena, solo se su nombre, que toca la guitarra, y que está en una banda.
Entré en casa. Mi abuela esperaba en la cocina con la televisión puesta. De escapada con su guitarra por los parques de Londres, alcancé a oír decir a la periodista antes de que mi abuela apagase el televisor para saludarme.
- ¡Menos mal que llegas! Tu padre llegó hace una hora y estaba como loco porque no estabas en la casa. Le he dicho que habían llamado del colegio que ibais a estar todos allí una media hora más para resolver un problema con un profesor. Pero no quedó muy convencido, sube a tu habitación, no quiero que te haga daño.
- ¡ASHLEY! ¡ASHLEY! ¿Qué HORAS SON ESTAS DE LLEGAR A CASA? ¿Dónde HAS ESTADO? ¿CON QUIEN HAS PASADO ESTA HORA?
- He estado en el instituto, a una alumna le desapareció el teléfono móvil, y tuvimos que esperar para hablar uno a uno con la profesora, hasta que no se supiera quien fue no nos iban a dejar marchar. Por eso llegué tarde.
- ¡MENTIRA!- me pegó en la cara.- Sois las dos unas zorras, tu abuela y tu. ¡llamé al colegio y no saben nada de lo que me habéis dicho vosotras dos! ¿Dónde JODER HAS ESTADO?- me empezó a pegar lo más fuerte que podía, yo oía a mi  abuela gritar en la cocina y llorar. Me agarró del pelo y acercó mi rostro al suyo, abrió la boca para hablar, podía notar el aliento a vino a kilómetros de distancia.- ¡NO ME VOLVAIS A MENTIR!- me soltó y me empujó contra el suelo, yo caí y me golpeé en la cadera, me hice muchísimo daño, después e se fue a la cocina, temía por mi abuela, así que lo más rápido posible, me levanté del suelo dolorida, y llegué a tiempo para interponerme entre la mano de ese hombre, y la cara de mi abuela, me llevé yo el golpe pero no iba a permitir que se lo llevase una pobre mujer como mi abuela, un golpe así la mataría, y menos sabiendo que se lo llevaría por intentar encubrirme a mi.

Recibí un par de golpes más y luego todo paró, subí a mi habitación y él, se metió en el garaje.  Dolorida, me tumbé en la cama y empecé a llorar, lo único que quería y podía hacer era llorar. Cada lágrima que salía de mis ojos me dolía. Aunque sabía que el dolor que sentía era demasiado, me levanté de la cama, y como ya había echo miles de veces antes, cogí una cuchilla de un tajalápiz que tenía sobre la mesa y repetidas veces la pasé por mis muñecas. Mis brazos empezaron a sangrar, me escocían, pero no me importaba, sabía que lo hacía para sentirme viva, y aunque el dolor que sufría yo, se lo debería tragar todo ese monstruo, me lo hacía a mi misma. La sangre dejo de correr por mis brazos después de un rato, con la sangre seca en los brazos, e eché sobre la cama y me dormí.

Capítulo 4- Me han despedido.

Cuando volví de la biblioteca, mi padre estaba en la cocina haciendo algo de cena. Había echo lasaña. Dejé mi mochila en el salón y me descalcé. Después de lavarme las manos, fui a la cocina. Mi padre me saludo, y luego volvió a su labor. Yo puse la mesa para dos ya me mi ‘madre' no estaba en casa en ese momento. Creo que se tenía que quedar hasta tarde en la revista. Era una de las redactoras de una revista Inglesa. No se muy bien cual era, ya que no soy yo de leer revistas, y nunca me interesó, lo único que se es que trae un buen sueldo a casa y que le gusta su trabajo, aunque cuando tenía que escribir sobre la vida privada de algún famoso, y lo tenía que hacer para causar daño, le molestaba mucho. Elizabeth es una buena mujer. Cuando yo tenía cuatro años, mi padre la conoció, se enamoraron y un año después, se casaron. A mi Elizabeth siempre me ha caído muy bien, pero no la veo como una madre, por eso cuando la gente me pregunta por mi madre digo que no tengo, y si luego la conocen a ella, pues ya les digo que es mi madrastra, pero que no la considero mi madre. Es muy simpática. Siempre me ha querido mucho, me trata como si fuera una amiga suya con la diferencia de que duerme con mi padre. Bueno, me trata como ella hubiera tratado a una de sus amigas cuando tenía mi edad. Era una chica de la edad de mi padre, 43, pero no los aparentaba, era rubia, pero teñida, aunque le quedaba muy bien, y no parecía para nada una de estas zorras, perdón por la palabra, que se tiñen, se pintan mas que una puerta, y son todo siliconas. No, ella era una mujer normal, con el pelo teñido. Tenía unos ojos marrones, y el cuerpo de una adolescente. Pero bueno, no lo era, solo que se cuidaba, muy bien. Pero no os penséis que el matrimonio de mi padre y ella, era como estos típicos matrimonios, en los que un hombre, feo, gordo y rico encuentra a una mujer la mitad que el pero que está buenísima y se casan por el dinero. No, ellos se querían, y además, mi padre también era muy guapo. Era alto, delgado, tenía el pelo claro, no rubio pero tampoco moreno, tenía los ojos verdes, de ahí los había sacado yo, ya que los de mi madre eran azules. Mi padre estaba fuerte, iba al gimnasio y le gustaba ir a correr por la playa, yo antes iba con el, pero ahora ya no me apetece.  Bueno, vuelvo al presente.
Me echó un trozo en el plato y el se sentó en frente con otro trozo en su plato. Algo iba mal, no hablaba... Ni nada.
- Papá, ¿estás bien?
- Eh... Si, estoy perfectamente.
- Ya claro, y yo soy Lady Gaga. ¿Qué te pasa?- la relación con mi padre tampoco era exactamente como la de un adolescente normal. Me llevaba muy bien con el, aunque cuando discutíamos... Y solía ser siempre por lo sobre protector que es conmigo.
- Me han despedido.
- ¿¡QUE!?
- No grites, por favor...
- Lo siento, pero, ¿por que te han despedido?
- No lo sé. Creo que porque no me quería acostar con mi jefa.
- Vaya... Esa mujer nunca me había caído bien.- Siempre andaba detrás de mi padre- ¿Qué fue lo que pasó?
- Pues, la jefa me llamó a su despacho, y me dijo que me sentara, lo hice y empezó a hablar, luego... Bueno, se me empezó a acercar... Y yo la aparté, le dije que era un hombre casado. ‘Yo también, pero hay placeres de los que el matrimonio no me va a alejar' me respondió. Y me fui, por megafonía dijo que estaba despedido.
- Esa furcia...
- No hables así.
- ¿Se lo has dicho a Elizabeth?-Dije pasando de lo que me dijo sobre mi vocabulario.
- No, ese es el problema, no se como decírselo, ya sabes que es muy celosa, seguro que piensa que ha pasado algo mas.
- Bueno, no pasa nada, tu sabes que no ha pasado nada, ¿no?
- Alex, ¡POR FAVOR!
- Bueno, papá, yo solo lo digo.  Díselo y punto cuanto antes mejor.- dejé el plato en el fregadero. La puerta de casa sonó, era Elizabeth.- Suerte.- le di un beso en la mejilla y salí de la cocina. Por el pasillo me crucé con Elizabeth.
- ¡Hola Alex!- me saludó.
Le devolví el saludo y me metí en mi dormitorio. Saqué mi Blackberry del bolsillo y vi que tenía una llamada de Ashley. La llamé para ver que era lo que quería.
- ¡Hola!- me contestó su voz al otro lado de la línea.
- Hola, ¿para que me llamaste?
- No, es que creo que te llevaste tu por accidente mi cazadora y era para recordarte que mañana me la llevases a clase.
- Si claro.
- Bueno, buenas noches Alex, me voy a dormir.
- Y yo, buenas noches Ash. Que duermas bien.
- Igualmente.
Colgamos el teléfono y yo me metí en la cama. Me tardé en dormir, estaba pensando que ahora que mi padre se había quedado sin trabajo tal vez tendríamos que volver a casa. Aunque lo normal sería querer volver, a mi no me apetecía nada. Me había costado ya bastante alearme de aquello como para ahora volver. Y la despedida no había sido agradable, la que creí mi mejor amiga resultó no ser mas que una zorra más.
Caí rendida. Me dormí y viví en sueños, de mil maneras distintas la escena con Harry hacía dos días.

Capítulo 3. A mi no me engañas.

Me levanto antes de que suene el despertador. No me lo creo. Decido que será mejor que aproveche el tiempo que tengo. Me meto al baño y me doy una ducha rápida. Salgo y me seco el pelo. Abro el armario y saco algo simple.

Meto todos los libros en la mochila y pongo el móvil en silencio. Bajo abajo y aprovecho que no hay nadie en la cocina para sentarme a leer una revista. Paso las páginas, y no veo nada interesante. Como no quiero llegar tarde a clase después de haber madrugado, salgo de casa. No hay nadie en la calle, de pronto me acuerdo que tenia que ir a buscar a Alex.
- Hola.- me dice cuando sale de su casa.
- ¡Hola!- la saludo.- siento no haberte contestado a tu mensaje, pero cuando lo vi ya era muy tarde...
- No pasa nada, ¿Qué hiciste ayer a la tarde?- me preguntó.
- Nada en especial, salí a pasear. ¿Tu?
- Yo acabé de pintar las paredes de mi habitación.
- Que agobio, ¿no?
- No, me lo pasé bien, y además, cuando salí a comprar la pintura me choqué con un chico.
- ¿Un chico?- la miro pícara.
- Si, un chico.- responde indiferente.
- Un chico...
- Se llama Harry.
- ¿Harry? Interesante...
- Idiota.- se ríe.
- Vamos, el timbre ya ha sonado.
Entramos en clase y cada una se sienta en su sitio, yo me paso la hora mirando hacia la pizarra sin pensar en nada en especial, solo miro los garabatos de la profesora de Matemáticas.
- ¿Lo ha entendido todo el mundo?- de pronto despierto de mi trance, ¿de que hablaba mi profesora? - Si...- contesta toda la clase.
La profesora me mira y yo me limito a asentir. El timbre suena y las dos horas siguientes pasan volando. Llega el recreo, y Alex y yo vamos juntas a la cafetería.
- ¿No tienes calor?- me pregunta.
- ¿Por qué lo dices?
- Llevas una sudadera gordísima.
- No...- agarro mis mangas para asegurarme de que no ve lo que hay debajo de mi ropa.
- Bueno... Continuamos hablando de otras cosas, y suena el timbre.
Las últimas horas de clase, se me hacen eternas, pero por suerte, suena la alarma que indica el fin de las clases. Alex y yo salimos juntas y vamos andando a casa.
- Ashley, ¿esta tarde podría ir a tu casa para que me dejases los apuntes del trimestre y eso...? Para ponerme al día... Quiero aprobar, ¿sabes?
- Si, claro... Pero en mi casa no, ¿quedamos en la biblioteca?
- Vale, perfecto, te veo allí a las... ¿6?
- Okay.- sonrío y me vuelvo a mi casa inmediatamente. No hay nadie en la casa... Um... Olvidaba que mi madre iba a pasar lo que faltaba de semana a Brighton, en casa de unos amigos a las afueras de Londres, y como no... Yo debía permanecer en casa. Sola. Bueno, con mi abuela, pero a estas horas seguro estaba en casa de alguna amiga
. Decido comer un sándwich de queso, pero al tercer bocado me convenzo de que debo parar. Desde hace unos años, noto que los chicos no me hacen caso, y que no tengo amigas porque no estoy tan delgada como ellas, por eso, como lo menos posible. Me siento a ver la tele, no tengo prisa de hacer los deberes porque los haré en la biblioteca con Alex. Cuando quedan quince minutos para las seis, cojo mi mochila y salgo de casa. Conecto los cascos al móvil y pongo música. Antes de que me de cuenta, estoy en la puerta de la biblioteca. Alex se acerca corriendo.
- Hola, ¿llevas mucho tiempo esperando? Lo siento, me he retrasado quince minutos...
- ¿Qué dices? Si yo acabo de llegar.- le digo para que se calme.
- Uf, menos mal. No suelo llegar tarde a los sitios, pero es que hoy no se porque me dormí en el sofá y cuando me desperté casi eran las seis.
- Bueno, vamos a dentro.
Entramos y nos sentamos en una mesa, yo le paso todo lo que hemos dado en este trimestre, por poco se desmaya... Algunas cosas que no entiende se las explico y mientras yo acabo todos mis deberes, son las ocho y yo ya he acabado hace un buen rato, como me empiezo a aburrir bastante, cojo un libro. Me pongo a leerlo, parece interesante. Al cabo de un rato, Alex acaba, recogemos todo lo que teníamos esparcido por encima de la mesa y nos vamos. Cada una vuelve a su casa. Me lo he pasado bien esta tarde, hacía mucho que no tenía una amiga con la que pasar el tiempo, y parecía que la había encontrado a estas alturas de mi vida. Solo nos conocíamos de dos días, pero sentía confianza con ella... Llegué a casa y mi abuela estaba preparando una pizza.
- No tengo hambre.- le dije, por una vez, era verdad, con Alex había comido gominolas, y se me había quitado el hambre.
- Vas a comer un trozo aunque sea.
- Abuela, por favor... He comido gominolas, no me apetece.
- No me engañas, Ashley.
- Abuela, sabes que a ti nunca te miento.
- ¿Ayer te comiste la magdalena?
- No, la tiré...
- Esta bien, te creo, pero al menos bebe un vaso de leche con galletas. - Está bien... Bebí un vaso de leche y me tomé tres galletas con la leche. Solo por ver contenta a mi abuela, sabía que sufría mucho viéndome dejar de comer, y viendo como me llevaba con mi madre. Le di un beso en la mejilla a mi abuela, y fui a mi cuarto. Me puse el pijama y me dormí.

Capítulo 2. No hay mejor sensación que el vivir.

Me levanto sonriente, son las 6:30 de la mañana, una hora justa para prepararme para ir a clase. Es mi primer día en este nuevo instituto. ¿Qué tal me irá?
Abro mi armario y saco esto:

Me ducho, me visto, voy a la cocina, me tomo el café que mi padre me ha preparado, me despido de él, y salgo para clase.
Pasa el día, y ya tengo una amiga nueva, se llama Ahley, y es muy guapa. Aunque, será mejor que me presente a mi antes, ¿no?
Bueno, mi nombre es Alex.


Soy rubia, y tengo los ojos verdes. Tengo el pelo muy largo. Soy de estatura mediana y no estoy ni gorda ni esquelética.
Mi personalidad es un tanto peculiar. Soy muy alegre, por lo general. Estoy siempre riendo y haciendo locuras.

Me encanta escuchar música, la música es mi mundo. Lo que mas me gusta escuchar es a Taylor Swift, aunque me gustan otras cosas, como Jessie J, Taio Cruz, Ed Sheeran, Olly Murs...
Me encanta bailar, lo hago desde pequeñita, y bailo en el conservatorio, mi sueño es ser bailarina profesional. Me gusta todo el baile en general. Se me da muy bien el ballet, aunque también hago otros tipos de baile.
Mi madre se llama Emily Wells, y mi padre Patrick Wells. Yo nací en Weston-super-mare. Es un pueblo costero muy bonito. Lo que mas me gusta de él es la playa y la
Noria. De pequeña pasaba todo el tiempo en la playa y en un pier que tiene. Me encantaba.

Hace una semana nos mudamos a Londres, y hoy era mi primer día de clase. Nos vinimos aquí porque mi padre encontró un trabajo mejor que el que tenía allí, y porque esta es la ciudad natal de mi madre. Soy una chica muy enamoradiza, un chico me trata bien y ya soy suya. Soy muy sensible. La vida me ha tratado bien en algunos aspectos, como por ejemplo, el dinero y el físico que me ha dado. También la inteligencia. No quiero parecer una creída, pero he de admitir, que no estoy nada mal. Pero en el amor... Ahí nunca he tenido suerte.

Volviendo a lo que estábamos.
Me cae genial Ashley, aunque no hemos hablado mucho en lo que hemos estado juntas esta mañana, ya que parece muy reservada, y no debe acostumbrar a tener amigos o gente con quien hablar. El día ya ha terminado y me ha gustado todo, bueno, todo no... Cuando nos íbamos al laboratorio de Ciencias. Por el pasillo unos chicos, como seis o así, se nos quedaron mirando de una forma que no me gustó nada.

Acabo de llegar a casa, y mi madrastra y mi padre estaban en la cocina comentando las noticias. Algo de un grupo de música... No les entendí nada de lo que dijeron. Entré en la cocina justo cuando cambiaban de canal, y me saludaron los dos efusivamente con preguntas sobre el primer día, que si había echo amigas, que que tal los profesores, las clase, bla bla bla.
Comí el arroz que mi padre me echó en el plató mientras contestaba a sus preguntas y  luego decidí ponerme en seguida con los deberes para así tener el resto de la tarde libre.
Acabé en seguida, no tenía muchos deberes, la verdad. Como mis padres habían salido a visitar Londres y no volverían hasta la hora de la cena, decidí ponerme a hacer lo único que me faltaba. Decorar mi habitación. Lo primero que tenía que hacer, era ir a por la pintura. Cogí las llaves y el móvil y salí de casa. Entré en una tienda de pintura y compré lo que necesitaría. Al salir, me choqué con un chico alto.
- ¡Mira por donde vas!- me gritó.
- ¡Lo mismo te digo!- le grité yo.
- Me has hecho tirar el móvil.- dijo.
- Tu me has tirado el mío, no te quejes.- cogí  mi móvil del suelo y al levantarme me perdí en sus ojos... Verdes... Preciosos.
- Tienes unos ojos...- susurró.
- Como los míos.
- Lo mismo digo...
- ¿Cómo te llamas?- le pregunté.
- Harry, Harry Styles. ¿Y tú?
- Yo soy Alex Wells.
- Oye... Se que es un poco... raro... pero, ¿podríamos quedar un día de estos?
- Si... Es un poco extraño, pero sí.- sonrió.
- Bueno, pues dame tu número y te llamo.- me dijo.
- Vale.
Ahí está la prueba de que soy muy enamoradiza.
Intercambiamos los números y luego nos despedimos y cada uno continuó con su rumbo. Volví a casa y subí a mi cuarto. Aparté la mesa de la pared y lo preparé todo para pintar la pared. Con el color azul pinté el fondo y luego con una esponja especial, puse notas musicales por toda la pared en negro. Alguna clave de sol y luego con un pincel, escribí en la pared en letras también negras, la letra de alguna de mis canciones favoritas. Cuando la pintura secó una hora mas tarde, volví a poner la mesa en su sitio, solo me quedaban tres paredes más. Moví la mesilla de noche y la cama y me puse con la pared de en frente. Hice exactamente lo mismo. 6 horas mas tarde ya había terminado toda la habitación. Ahora, solo me quedaba deshacer del todo la maleta y colocar la ropa en el armario, pero eso ya lo haría otro día, ahora estaba demasiado cansada. Bajé a la cocina, cogí un paquete de galletas y un zumo y volví a mi habitación. Cerré la ventana que había abierto un rato antes para que saliera el olor a pintura y me puse sentada en la cama a comer galletas mientras pensaba en lo que me había pasado hoy. Primero pensé en Ashley. No había vuelto a hablar con ella desde por la mañana, decidí mandarle un mensaje. ‘Hola, mañana pasas por mi casa para ir a clase juntas?? Hasta mañana!!'
Después me acordé de Harry. De sus ojos, eran de un verde tan bonito, incluso mas que el mío. Juraría que le había visto antes... No imposible. Los ojos se me fueron cerrando poco a poco, hasta caer en las garras del sueño.

Capítulo 1. ¿Quien dice que la vida es fácil?

Suena el despertador, lo paro y me doy la vuelta. Pasan cinco minutos y vuelve a sonar. Decido que será mejor que me levante. Abro el armario y saco esto:

Me meto en el baño y me ducho. Después, me visto. Me hago una coleta y vuelvo a mi habitación. Cojo mi mochila y bajo.
Cuando estoy a punto de salir de casa para marcharme a clase, mi abuela se me cruza.
- Buenos días abuela.- le digo.
- Buenos días, bonita, toma esta magdalena, cómetela por el camino.- me dice.
- Gracias abuela.- digo dándole un beso y cogiendo la magdalena de su mano.
- Que tengas un buen día.- me dice cuando ya he salido de casa.
Empiezo a caminar de camino a clase, y cuando ya he perdido de vista mi casa, tiro la magdalena en una papelera. Llego al instituto y entro en clase. La profesora de Matemáticas, aún no ha llegado. Me siento en mi sitio, y saco la Blackberry de la mochila, la pongo en silencio y saco los libros de la mochila. Suena el timbre y Marie entra por la puerta.
- Abrid los libros por la página 40 y haced todos los ejercicios, hoy no puedo dar clase.- dice con la voz ronca.
Abro el libro por la página que ella indicó y abro e cuaderno al lado. Saco un boli y apunto en una esquina los ejercicios que tengo que hacer. Después, saco otra libreta y me pongo a dibujar en ella.

Me voy a presentar antes de continuar con toda la historia.

Mi nombre es Ashley , soy de Londres.
Como veis, soy rubia, y por algunas zonas tengo el pelo más oscurito. Tengo los ojos azules, y los labios gruesos y un piercieng en la nariz.Mi piel es mas bien clara, bueno, soy Londinense, ¿Qué esperabais?
Me crié en Londres, con mi padre y con mi madre. Éramos felices los tres juntos, pero un día, ellos empezaron a discutir y se divorciaron al cabo de un tiempo. Tiempo mas tarde descubrí que se habían divorciado porque mi madre, se acostaba con otro hombre. Yo tenía trece años. Mi madre, decidió que lo mejor para mí, sería que ella se quedase con mi custodia, aunque a mi no me hacía gracia pasar mi vida en la misma casa que la persona que destrozó mi felicidad. Recién cumplidos los catorce, mi madre, Marie Jakcson, se casó con su amante, Devon Hebey. La vida con este hombre y con mi madre, era horrible. Maltrato, tanto físico como psicológico. Tenía que trabajar en los veranos para poder pagarme el material escolar del curso, y pasear perros los fines de semana para ganar algo de dinero para ropa y otras cosas que pudiera necesitar. Solo tenia catorce años.
Y os preguntareis que donde está mi padre... El de verdad... Bueno, pues mi padre, Andrew Cox, se fue de casa cuando firmó los papeles del divorcio. Se despidió de mí y meses mas tarde me envió una carta sin remitente.

Bueno, cambiando de tema, mi color favorito es el azul. Me encanta la música de Taylor Swift, Ed Sheeran, Conor Maynard y Maroon 5.
Me encanta ir a la playa y amo viajar.
No soy una chica muy enamoradiza, mas bien, me cuesta enamorarme. En mi vida solo he tenido un novio, y no me gustó nada la experiencia con ese chico. Era un imbecil.

El timbre que indica que se ha terminado la clase suena. Mientras cierro los libros de matemáticas, noto como alguien se acerca a mi mesa.
- Hola, me llamo Alex, soy nueva y me han dicho que ahora tenemos que ir a otro aula, pero no se donde está, ¿puedo ir contigo?- me sonríe una chica muy simpática.
- Si, claro. Yo soy Ashley, encantada. Vamos.- digo cogiendo los libros de química, que nos toca en el edificio de al lado.

Se me olvidaba comentaros que nunca he tenido amigas de verdad, solo conocidas de clase. Las mayores conversaciones que mantenía con ellas eran sobre exámenes o deberes. Nada más.

Por el camino, noté como la gente se quedaba mirando para nosotras, y no tardé en darme cuenta de que  todo el mundo la miraba a ella. Y no me extraña, era muy guapa.
Cuando llegamos al aula, Alex se sentó a mi lado.
- Abrid los libros, página cincuenta.- dijo John entrando por la puerta.
- Perdona.- dijo alguien al fondo de la clase.- ¿Puedo ir a tirar esto a la papelera?
- Si, pero rápido.- contestó el profesor.
El chico se levantó de la mesa y cuando pasó por delante de la mía, dejó caer un pape sobre ella.
- ¿Qué pone?- preguntó Alex.
- No lo se...- lo desenvolví y lo leí. 'You finally got a friend... '
- Nada importante.
- Vale. ¿Eres de aquí?- me preguntó
- Si, nací en Londres y me crié aquí. ¿Tú?
- Yo soy de Weston-super-mare. Es un pueblo costero. Es muy bonito, la verdad.
- Me suena ese lugar... ¿Por qué te viniste a Londres...?
- Mi padre encontró trabajo aquí. Y me vine con él.
- ¿Y tu madre?
- No la conozco.
- Lo siento...
- No pasa nada.
Continuamos hablando hasta que terminó la clase, después teníamos educación física. Yo no la hacía porque me duele mucho una pierna de un golpe que me di en la clase anterior y voy a estar unas semanas sin hacer educación física. Y Alex, que por lo visto baila en el conservatorio, no tiene por qué hacer Educación Física, así que nos fuimos las dos al aula a esperar a que pasase la hora. En seguida se pasó la clase, después teníamos clase en nuestra aula, así que no podría sentarme con Alex. Me había caído muy bien esa chica. Parecía que congeniábamos. Era muy simpática, y parecía estar siempre alegre. El timbre sonó. Tocaba recreo. Yo tenía que ir a la biblioteca para estudiar para un examen que tenía a continuación. Así, que se lo dije a Alex, y esta decidió venirse conmigo, así repasábamos juntas. Aunque ella no haría el examen porque acababa de llegar.
Nos sentamos en una de las pocas mesas de la biblioteca que quedaban libres y nos pusimos a estudiar historia. De vez en cuando parábamos para cuchichear algo, y luego volvíamos a Carlomagno. Cuando el recreo terminó, fuimos rápido al aula de historia. Nos sentamos en una de las mesas individuales, cada una y esperamos a que el profesor llegase.
El conserje, Eric, entró por la puerta y nos dijo:
- Pueden irse a casa ahora, el profesor de las siguientes tres horas no está hoy, así que se pueden ir. Ya hemos avisado a sus familias.
Recogimos y nos fuimos. Por el camino de vuelta a casa, Alex y yo, íbamos hablando de música. Teníamos gustos parecidos. Llegamos a su casa, nos despedimos con un:
- Hasta mañana.- y luego yo me fui a mi casa.
Entré por la puerta y mi abuela estaba en la cocina gritando a mi madre.
- Hola. - saludé, y subí a mi cuarto.
Abrí mis libros encima de la mesa, me puse los cascos y me puse a hacer todos los deberes. Cuando terminé bajé abajo. No había nadie en la casa, así que decidí ir a dar un paseo. Cojí mi móvil, me calcé y salí de casa. Empecé a caminar y después de un rato, llegué. Llegué a ese sitio al que solía huir de pequeña. Hacía mucho tiempo que no volvía allí. Era un lugar precioso. Había unos cuantos estanques con patos y gente mayor y niños pequeños dándoles de comer. Luego, había un caminito con bancos de metal, blancos, era un lugar muy romántico. Y una fuente con forma de cisne, preciosa. Además, había una zona más apartada en la que había un gran árbol que daba una sombra enorme. Yo, solía ir allí a leer. Y, por último, estaba mi sitio. Casi fuera del parque, hay una rampa, con piedras y hierba, es prácticamente imposible subir por allí, pero yo de pequeña, puse unas piedras de una manera especial, que si apoyas los pies en ellas puedes subir perfectamente. Pero no se ven demasiado para que la gente no suba a ‘MI LUGAR' Cuando subes, hay un gran árbol. Es realmente bonito. Yo de pequeña me subía a él, y utilizaba un agujero que tenía en el tronco para esconder mis cosas. Guardaba mi diario en una caja de zapatos que yo misma había decorado, y lo metía en el tronco de ese árbol. Sabía que allí, nadie lo encontraría. Decidí buscar ese sitio.

No recordaba muy bien donde se encontraba la rampa por la que tenía que subir, pero después de unos minutos pensando y dando vueltas, lo recordé. No me resultó difícil subir, aunque reconozco que de niña, se me daba mejor, incluso cuando llevaba mis vestidos. Sonreí al recordar los vestiditos que mi madre me ponía cuando era una niña.

Cuando ya he conseguido subir me dirijo al árbol. Me subo como puedo después de acariciar su tronco recordando todas las cosas que compartí con ese arbolito.
Hacía tanto tiempo que no subía allí que ya no recordaba como se hacía. Al principio me costó, pero luego empecé a trepar. Con 16 años, y volviendo a hacer cosas que no hacía desde los doce. Sonreí. Cuando estuve arriba, busqué mi caja. Allí estaba, en el mismo agujero de siempre, bueno, no era el mismo, ahora tenía telarañas y polvo. Cogí una pequeña ramita que había arrancada sobre el tronco y deshice la telaraña. Después, saqué mi caja de allí. La abrí, ahí seguían todas mis cosas.


En la caja estaban todas mis cosas de cuando era pequeña. Me emocioné mucho al verlo todo. Eran en mayoría cosas de mi padre. Los dos colgantes de arriba son un llamador de angeles y una pulsera del amor. Las pulseras de la oreja, las hacia con mi madre cuando to apenas tenía cinco años. La de la otra oreja, es una pulsera que mi padre me regaló por mi octavo cumpleaños, GOOD LUCK, mi padre lo grabó en ella. El diario me lo regaló mi abuela. En él lo escribia todo, TODO. Los tres colgantes de la parte de adelante, son: El primero de mi bisabuela, ella me lo regaló antes de morir. El del medio es un colgante que mi padre hizo, hizo uno con la cuerda azul y un corazón transparente para mi, y otro con la cuerda blanca y el corazón azul para el, y el último era un colgante que mi padre llevaba siempre puesto. Se lo regalé yo el día del padre cuando tenía 4 años, lo llevó hasta que se fue de casa. Que me lo dejó a mi.
Después de mirar todas estas cosas, cerré la caja y miré el reloj. Sería mejor que volviera a casa si no quería que mi madre me echase la bronca por salir sin avisar.